30 junio 2006

ALLÍ ESTABA EL CAMINITO

Allí estaba el caminito, con sus piedrecitas, su césped, a los lados, claro está; y un puñado de kilómetros por recorrer que precedían a los incansables pies de nuestros aventureros, que todo sea dicho andaban un tanto perdidos, pero, eso sí, rebosantes de ánimo.

-A ¿cómo comenzamos a andar de esta manera?
-¿A qué te refieres, M, al principio del viaje o a nuestra caricaturesca pose Labordatiana?
-No estoy muy seguro, creo que a ambas cosas.
-El camino, por si no lo recuerdas, comenzó cuando salimos del bar y tú, completamente borracho, me convenciste a mí, perfectamente colocado, de que, tanto Alcobendas como San Sebastián de los Reyes eran dos esferas no tocantes y que para poder llegar a la segunda habríamos de girar a altísimas velocidades sobre la primera para así poder escapar de su fuerza gravitatoria y saltar a la otra donde desayunaríamos para reponer las fuerzas invertidas en el titánico esfuerzo.
-Eso más o menos me suena, pero me sigo preguntando por qué ahora que ya no vamos borrachos seguimos caminando sin rumbo.
-Para evitar la dolorosa y sobre todo costosa frenada a la que nos veríamos sometidos hemos decidido seguir caminando hasta que reduzcamos nuestra velocidad de forma natural y decidir luego dónde ir de una forma ya consciente
-Y, ahora A, podrías explicarme lo de la pose, por favor.
-Es un toque estilístico, nada más; pero no olvides que aún estamos de resaca y por tanto, seguimos alcoholizados, es posible que nos encontremos alguna que otra inverosimilitud; de hecho, ¿ no te parece extraño lo de esa curiosa nube amarilla que nos sigue?
-Lo cierto es que pensé que era el único que la veía y por eso he tratado de someter esta situación al juicio de la lógica, por ver si se trataba de un sueño lúcido, lucido o de una pintoresca resaca.
-Interesante, pero sigues sin explicar lo de la nube
-Tranquilo llevo un paraguas azul, eso nos dará una situación esperanzadora.
-Insistes en no explicarme lo de la nube y todavía no sé por qué.
-¿Recuerdas cuando te paraste en el castillo a saludar a Lemy? Bueno, pues yo aproveché para cubrir mis necesidades fisiológicas con tan mala suerte que todo el agüita amarilla calló en una fumarola y...
-El paraguas ¿es grande?
-Suficiente para los dos, pero deberíamos soltar algo de lastre y creo que podrías dar algo de movilidad a tu mano, ya que el queso que sujetabas, en esta dimensión no existe.
-Era azul, como tu paraguas.
-Lo cierto es que he utilizado un vale de trueque interdimensional e intracromático y lo he trucado.
-¿el queso o el paraguas?
-El queso y conseguí el paraguas; y si dejases de mirar a la nube, tal vez te enterarías de algo de lo que te estoy diciendo.
-No es desidia, es tortícolis, aquella rubia estuvo demasiado tiempo en la misma zona del bar y mi butaca no giraba bien.
-Es lo que tienen las butacas.
-¿rubias colocadas de forma diametralmente opuesta a la zona de reposo de los pies?
-No, bares adheridos donde poder descansar por un precio relativamente justo y de paso tomar una cerveza.
-No te pongas melancólico, que hemos de decidir si bajamos el ritmo y nos la jugamos a que nos alcance la nube o mantener el ritmo algo más de tiempo y buscar una bonita playa donde comer y de paso frenarnos.
-Si de algo estoy seguro es de que aún no hemos almorzado y esas no son maneras de enfrentarse ni a una nube ni al camino hacia la playa.
-No deberías haber trucado el queso.
-Aunque no lo hubiese trucado, en esta dimensión no existen y como mucho tendríamos un aleph donde echarnos a dormir.
-Los alephs tienen buenas vistas
-Sí, pero a mi me crean un poco de ansiedad.
-Eso es la resaca y el hecho de que lleves palillos clavados en los párpados.
-Fue la única manera de convencer al camarero de que no me estaba quedando dormido.

Quiénes somos y qué proponemos

Cuando ibamos por Ribadesella remomerando el 69 campeonato de descenso del Sella descubrimos que todo aquello que caia al suelo se rompía, ardía y moría todo el mundo que estaba a su alrededor... así que tenemos que compartirlo y vivirlo rápido antes de que todos muramos.

Parece mentira lo que se puede vivir en un fin de semana, bueno 4 días sin dormir y tomando sidra a raudales, lo mejor de todo es que nos vamos a una competición de descenso en canoas y no nos dio tiempo a ver el río, había demasiada juerga por correrse.

Tendremos BALONCESTO, MOTOS Y COMEDURAS MENTALES.