Creo que uno de estos días acabaré presentándole a mi madre a alguna de la simpáticas secretarias con las que tanto trato, aunque sólo sea a nivel profesional, estoy convencido de que estará encantada: una chica formal, ordenada, responsable y que no discute contigo, y total, por un poco menos de lo que te cuesta una esposa convencional y encima te ahorras lo aparatoso que a veces resulta el sexo. Acabaré siendo un reprimido, pero al menos alguien será feliz, mi madre.
P.D: ¡Y un cuerno!
Ja! tu tienes la suerte de tener secretaria que presentar (y madre a la que hacerlo)!
ResponderEliminarAqui como no presentemos a la fregona lo llevamos claro.
Suscribo la posdata