27 mayo 2007

Los tanlentos del equipo (parte I)



Tras muy diversas pruebas, ejecuciones y convivencia, hemos de reconocer que hay una serie de cosas, para las que nuestro valeroso equipo definitivamente no tiene talento, de entre las que resaltamos las siguientes: la comunicación, nuestros mensajes y conversaciones siempre que van enfocadas a compartir información son de mínima dimensión y, por lo general de escasa funcionalidad, otra cosa es cuando tratamos de arreglar el mundo desde la terracita del bar engullendo panchitos; la mentira, definitivamente no es uno de nuestros fuertes, en mente sólo tengo una mentira corporativa y como casi todo lo que hacemos, resultó de un gran esfuerzo para un logro nulo (una vez más…). Por el contrario, en el equipo tenemos un especial talento para meter la pata, crear caos y confusión (auténticos maestros), llevar a cabo esfuerzos ingentes con resultado de trabajo nulo (es divertidísimo), recorrer grandes distancias para tomar una cerveza (auténticos colonizadores), la planificación logística en general, es un campo en el que nos movemos con determinación y soltura; aunque repito, en la planificación, que no en la ejecución, actividad en la que somos divertidísimos desastres. Nuestra capacidad para explicar lo aparentemente inexplicable con argumentos inverosímiles roza la genialidad, al igual que nuestra innata tendencia para meternos en líos, atraer locas y juerguistas, y por supuesto, hacer el gilipollas, aquí es donde nos salimos de todas las estadísticas, modelos a seguir, predicciones o expectativas, para esto somos auténticos maestros con un bagage de experiencias inmensurables, podríamos dar clases, escribir libros, manuales, métodos a seguir, si no fuera porque estamos ocupados haciendo el gilipollas, actividad en la que nos regodeamos con aires de gandeza, nos sentimos plenos y por supuesto, en nuestra salsa. A finales del año pasado el señor A y yo nos propusimos dejar de hacer tanto el gilipollas, pero está claro que tenemos un don para hacerlo y por tanto seguiremos con él, porque como muy bien dice el señor R, los dones están para aprovecharlos y el nuestro está claro cual es: (vamos, todos juntos) hacer el gilipollas, (ahora en pie) hacer el gilipollas, (dando palmas) hacer el gilipollas. Y , es que, señores, si se disfruta con lo que se hace, se mejora en la técnica y se aprovecha la insipiración, se alcanza un estado de plenitud inigualable, dando igual que se trate de resolver el problema de la fusión fría, hablando de amores, o, por supuesto, haciendo el gilipollas.

Estación de Barcelona


Cielo bajo

Éste es un claro ejemplo de lo que llaman "cielo bajo", situando la línea del horizonte sobre el primer tercio

17 mayo 2007

Breves consejos de fotografía

Tal y como has solicitado, no pretendo extenderme mucho ni entrar en detalles como el origen de la fotografía (la cámara oscura, consultar wikipedia) la etimología de la palabra (siempre tan bonita) y las especificaciones técnicas de una cámara, así como la evolución tecnológica de la misma (¿en serio que no quieres que hable de esto? Jo).

La fotografía, básicamente consiste en la captación de una sección de la realidad que percibimos a través de la vista, de ahí que tengamos que tener en cuenta varios factores:

-El ojo humano se adapta con una facilidad asombrosa a las circunstancias de luz, así mismo el cerebro interpreta gran cantidad de la información fotónica que recibe, convirtiéndola en datos; ventaja que no tendremos cuando veamos una foto por no estar dentro de ella, así que habremos de facilitar el trabajo al posible observador.

-Cuando observamos una escena del entorno que nos rodea, tenemos una circunstancia de espacio-tiempo que nos hará entender mejor la imagen que percibimos a través de la vista, en la foto tomada, tendremos que elegir un encuadre o sección de la imagen delimitado por las dimensiones del cuadrante fotográfico.

-El ojo humano sabe de geometría, pero mucho más sabe la parte que interpreta la visión, con esto quiero que decir, que por ejemplo una distancia de 20 metros en la horizontal no será interpretada igualmente que la misma distancia en la vertical, donde nos dará una mayor sensación de lejanía, pues el ser humano está programado para vivir con una visión horizontal (creo que me estoy yendo por los cerros de Úbeda).

Para poder compensar todo esto y al mismo tiempo, poder “maquillar” la “realidad” que observamos para conseguir optimizar la naturaleza a plasmar, ahí van varios consejillos y explicaciones:

-Velocidad de obturación: se define como el tiempo que la película (en nuestro caso sensor fotónico) permanece expuesto al haz de luz y puede oscilar desde 1/1000 (la de Rafa) o 1/2000 ( la de Amilcar), inclusive 1/4000” (mi amorcito) hasta 16 “(Amilcar) 30” (Mata) o inclusive más. Durante este tiempo el sensor está percibiendo la luz que el objeto enfocado refleja sobre nuestros preciados juguetes; así pues ha de tener la cantidad justa para una determinada apertura (término que explicaremos más adelante). Para una apertura automática se recomienda un tiempo de exposición igual a 1/distancia focal que estemos utilizando, si no queremos tirar de trípode o conseguir imágenes movidas. (Ej: para un objetivo de 200 mm, con claridad, podemos utilizar una exposición de 1/200 sin problemas)

-Apertura del diafragma (esto es divertidísimo): viene a indicar la proporción entre la distancia focal y el diámetro máximo del diafragma en cada extensión (Nota. El diafragma es la cosa que se abre y cierra para dejar pasar más o menos luz, vamos, como la pupila que se dilata con el alcohol y hace que veamos borroso y movido). El número indicativo y estandarizado de la apertura del diafragma indica (agarraos que vienen curvas): el cociente entre la apertura máxima del diafragma partido por la distancia focal. Ej: si mi diafragma (bueno, el de mi niña sin cilindros) tiene un diámetro de 50 mm y utilizo un objetivo de 200 mm, la apertura será = 50/200, que vendrá expresado por “f/4” (50/200 = ¼).

A mayor apertura (menor número f) obtendremos una mayor luminosidad (necesitaremos menos tiempo de exposición o dicho de otra manera, podremos utilizar una mayor velocidad de obturación) y una menor profundidad de campo, es decir, que la distancia desde el punto enfocado más alejado y el más cercano enfocado será menor (recomendado en retratos).

A menor apertura del diafragma conseguiremos menos luminosidad (dependeremos de trípode o de ISO´s altas) y una mayor profundidad de campo, situación favorable en el retrato de paisajes en los que queremos que todo salga enfocado.


Consejos prácticos y no técnicos a la hora de disparar:

¿Por dónde empezar? Bueno, por el principio:

-Nunca salgáis de casa sin la cámara y con la batería cargada a tope, en su defecto con pilas de repuesto o una superempuñadura con capacidad para una hiperbatería o dos superbaterías (posible regalo pa´l Mata, aunque me consta que quiere un disparador).

-Leed el libro de instrucciones (Amilcar, creo que no te lo pasé, pero si tienes alguna duda pulsa el botón de ayuda, es la caña) concienzudamente, pues no queremos quedarnos tirados cuando la máquina nos mande señales electromagnéticas a nuestro lóbulo temporal (¡joer, que café más bueno!)

-Retratos:

A la hora de retratar a alguien, pretendemos dar protagonismo al autor de la foto, por su obra maestra y en segundo plano a quien sale en ella, por eso se recomienda usar aperturas grandes y que los objetos que se encuentren dentro el encuadre de la imagen se encuentren lejos del protagonista segundo para sacarlos de la profundidad de campo de la imagen, esto se puede conseguir de dos maneras: con una apertura de diafragma muy grande, o usando teleobjetivos, a mayor distancia focal, para una imagen cercana, menor profundidad de campo. Conseguiremos así una imagen difuminada del fondo que no le quitará protagonismo al ser retratado.

Ojo de buey: que no “ojitos de vaca” (piropo que antaño usaba “El Mata”), viene a definirse como la maldita manía que tenemos de centrar los objetos en la imagen, defecto que nos impedirá “penetrar en la foto”; es recomendable ladearlos y procurar dejar mayor espacio hacia donde se mueva el objeto o mire el sujeto paciente (ser fotografiado).


La regla de los tercios: “si llevas más de 12 tercios, no uses la cámara, correrá serio riesgo de caer al suelo”

-Regla de los tercios (parte II): dividid el rectángulo a fotografiar (lo que veis por el visor) en nueve partes iguales con líneas paralelas (y para lelos, no esos no, Jaime que utilice una de cartón desechable) y procurar situar los objetos protagonistas en la línea divisoria del primer o tercer tercio. Así pues, si se trata de un paisaje, procurad que la línea del horizonte coincida con la primera división horizontal empezando por arriba, salvo que queramos darle protagonismo al cielo (efecto “cielo bajo”) en cuyo caso, haremos coincidir la línea de tierra (nada que ver con diédrico) con la línea divisora del primer tercio empezando por abajo (más café).

-Puntos de fuga: ayudan mucho a dar profundidad al paisaje, se pueden utilizar cualquier tipo de líneas paralelas que quedarán en la foto con una tendencia a unirse en el infinito, ej: vías de tren, líneas de una carretera, estelas dejadas por las naves a las que acabamos de bombardear en defensa de la coalición universal, etc, etc.

11 mayo 2007

De paseo por Granada

Incendior, hay que reconocer, que te has salido con esta foto, a pesar del duro paseo que tuvimos que dar para sacarla

05 mayo 2007

Buenas acciones

Hace poco, echando un vistazo al blog del señor Punset, leí algo sobre las similitudes entre los gorilas y el ser humano en lo que refiere a sus deseos y aspiraciones y venia a decir que básicamente eran los mismos en ambos casos: notoriedad, sexo, comida y placer en general; comentaban, es más, que el gorila llegaba a preferir el hecho de tener un harem a su disposición antes que el acto sexual en sí por la mera notoriedad en la manada. Este es un fenómeno que podemos observar a diario, sobre todo en barrios adinerados, donde vemos a viejos forrados (y otros no tan viejos) con rubias despanpanates en flamantes bólidos, en muchos cásos, y sobre todo en España con este tiempo tan impredecible un descapotable no es lo más indicado para ir a trabajar, aunque sí si lo que quieres es lucir el escote de tu acompañante, aunque en la mayor parte de los casos es obvio que ella solita puede, así pues constatamos que el viejo con pasta prefiere lucir a la superrubia antes que jartarse a viagra y tener una de las muertes más dulces soñadas por el hombre. Cuántas veces habremos dicho eso de “a esa le hago de todo, menos soltarla de la cama”; pues bien, parece ser que una vez satisfecho el anhelo de posesión y tal vez el sexual, está el de la notoriedad, salvando el caso de que la saque a paseo antes que llevarla a la cama, cosa que nos acercaría más al gorila..

De igual manera doy por hecho que en muchas ocasiones la finalidad de muchas de nuestras “buenas obras” es el alarde o el mero relato. ¿recordáis el anuncio de Amena? Aquel en el que decían aquello de “lo importante no es lo que te pasa, sino poder contarlo a los amigos”, pues sí, en muchas ocasiones aún no te has puesto los pantalones y ya estás pensando a cuál de tus congéneres vas a llamar primero, en lo que, por supuesto, ya has olvidado el nombre de quien ha llenado de maquillaje la funda de la almohada que con tanto cariño bordó tu santa madre. Volviendo a las “buenas acciones”, estoy convencido que una vez ejecutadas, no nos importa tanto la resolución final que motivase la misma, porque a fin de cuentas nuestra labor ha concluido y ahora llega el momento de la vanagloria, de llamar a colegas y amigas y contarles lo bueno y maravilloso que eres, de dormir bien y de mirarte en el espejo con la arrogancia de un Dios, pero, a fin de cuentas ¿pierde funcionalidad una buena acción en función de por qué se ejecute? Yo, sinceramente, creo que no, y es más, si tuviéramos que preocuparnos por la resolución final de los proyectos en los que metemos las narices de forma altruista, creo que de jaríamos de ser buenos.

Así pues, ya sabéis, sed buenos y alardead de ello